Salmo 16
01 Mictán de David. Protégeme, Dios
mío, porque me refugio en ti.
02 Yo digo al Señor: «Señor, tú eres mi
bien, no hay nada superior a ti».
03 Ellos, en cambio, dicen a los dioses
de la tierra: «Mis príncipes, ustedes son toda mi alegría».
04 Multiplican sus ídolos y corren tras
ellos, pero yo no les ofreceré libaciones de sangre, ni mis labios pronunciarán
sus nombres.
05 El Señor es la parte de mi herencia
y mi cáliz, ¡tú decides mi suerte!
06 Me ha tocado un lugar de delicias,
estoy contento con mi herencia.
07 Bendeciré al Señor que me aconseja,
¡hasta de noche me instruye mi conciencia!
08 Tengo siempre presente al Señor: él
está a mi lado, nunca vacilaré.
09 Por eso mi corazón se alegra, se
regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro:
10 porque no me entregarás la Muerte ni
dejarás que tu amigo vea el sepulcro.
11 Me harás conocer el camino de la
vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha.
Salmo 32
01 De David. Poema. ¡Feliz el que ha
sido absuelto de su pecado y liberado de su falta!
02 ¡Feliz el hombre a quien el Señor no
le tiene en cuenta las culpas, y en cuyo espíritu no hay doblez!
03 Mientras me quedé callado, mis
huesos se consumían entre continuos lamentos,
04 porque de día y de noche tu mano
pesaba sobre mí; mi savia se secaba por los ardores del verano.
05 Pero yo reconocí mi pecado, no te
escondí mi culpa, pensando: «Confesaré mis faltas al Señor». ¡Y tú perdonaste
mi culpa y mi pecado!
06 Por eso, que todos tus fieles te
supliquen en el momento de la angustia; y cuando irrumpan las aguas caudalosas
no llegarán hasta ellos.
07 Tú eres mi refugio, tú me libras de
los peligros y me colmas con la alegría de la salvación.
08 Yo te instruiré, te enseñaré el
camino que debes seguir; con los ojos puestos en ti, seré tu consejero.
09 No sean irracionales con el caballo
y la mula, cuyo brío hay que contener con el bozal y el freno para poder
acercarse.
10 ¡Cuántos son los tormentos del
malvado! Pero el Señor cubrirá con su amor al que confía en él.
11 ¡Alégrense en el Señor, regocíjense
los justos! ¡Canten jubilosos los rectos de corazón!
Salmo 41
01 Del maestro de coro. Salmo de David.
02 Feliz el que se ocupa del débil y
del pobre: el Señor lo librará en el momento del peligro.
03 El Señor lo protegerá y le dará
larga vida, lo hará dichoso en la tierra y no lo entregará a la avidez de sus
enemigos.
04 El Señor lo sostendrá en su lecho de
dolor y le devolverá la salud.
05 Yo dije: «Ten piedad de mí, Señor,
sáname, porque pequé contra ti».
06 Mis enemigos sólo me auguran
desgracias: «¿Cuándo se morirá y desaparecerá su nombre?».
07 Si alguien me visita, habla con
falsedad, recoge malas noticias y las divulga al salir.
08 Mis adversarios se juntan para
murmurar contra mí, y me culpan de los males que padezco, diciendo:
09 «Una enfermedad incurable ha caído
sobre él; ese que está postrado no volverá a levantarse».
10 Hasta mi amigo más íntimo, en quien
yo confiaba, el que comió mi pan, se puso contra mí.
11 Pero tú, Señor, ten piedad de mí;
levántame y les daré su merecido.
12 En esto reconozco que tú me amas, en
que mi enemigo no canta victoria sobre mí.
13 Tú me sostuviste a causa de mi
integridad, y me mantienes para siempre en tu presencia.
14 ¡Bendito sea el Señor, el Dios de
Israel, desde siempre y para siempre! ¡Amén! ¡Amén!
Salmo 42
01 Del maestro de coro. Poema de los
hijos de Coré.
02 Como la cierva sedienta busca las
corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios.
04 Las lágrimas son mi único pan de día
y de noche, mientras me preguntan sin cesar: «Dónde está tu Dios?»
05 Al recordar el pasado, me dejo
llevar por la nostalgia: ¡cómo iba en medio de la multitud y la guiaba hacia la
Casa de Dios, entre cantos de alegría y alabanza, en el júbilo de la fiesta!
03 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios
viviente: ¿Cuándo iré a contemplar el rostro de Dios?
06 ¿Por qué te deprimes, alma mía? ¿Por
qué te inquietas? Espera en Dios, y yo volveré a darle gracias, a él, que es mi
salvador y mi Dios
07 Mi alma está deprimida: por eso me
acuerdo de ti, desde la tierra del Jordán y el Hermón, desde el monte Misar.
08 Un abismo llama a otro abismo, con
el estruendo de tus cataratas; tus torrentes y tus olas pasaron sobre mí.
09 De día, el Señor me dará su gracia;
y de noche, cantaré mi alabanza al Dios de mi vida.
10 Diré a mi Dios: «Mi Roca, ¿por qué
me has olvidado? ¿Por qué tendré que estar triste, oprimido por mi enemigo?».
11 Mis huesos se quebrantan por la
burla de mis adversarios; mientras me preguntan sin cesar: «¿Dónde está tu
Dios?»
12 ¿Por qué te deprimes, alma mía? ¿Por
qué te inquietas? Espera en Dios, y yo volveré a darle gracias, a él, que es mi
salvador y mi Dios.
Salmo 59
01 Del maestro de coro. «No destruyas».
De David. Mictán. Cuando Saúl dio orden de vigilar su casa para matarlo.
02 Líbrame de mis enemigos, Dios mío,
defiéndeme de los que se levantan contra mí;
03 líbrame de los que hacen el mal y
sálvame de los hombres sanguinarios.
04 Mira cómo me están acechando: los
poderosos se conjuran contra mí; sin rebeldía ni pecado de mi parte, Señor,
05 sin culpa mía, se disponen para el
ataque. Despierta, ven a mi encuentro y observa,
06 Señor Dios de los ejércitos, Dios de
Israel: levántate para castigar a las naciones, no tengas compasión de los
traidores.
07 Vuelven al atardecer, aullando como
perros, y recorren la ciudad.
08 Mira cómo sueltan sus lenguas, hay
puñales en sus labios, y dicen: «¿Quién nos va a oír?».
09 Pero tú, Señor, ríes de ellos y te
burlas de todos los paganos.
10 Yo miro hacia ti, fuerza mía, porque
Dios es mi baluarte;
11 él vendrá a mi encuentro con su
gracia y me hará ver la derrota de mis enemigos.
12 Quítales la vida, Dios mío, y que mi
pueblo no lo olvide: dispérsalos y derríbalos con tu poder, tú, Señor, que eres
nuestro escudo.
13 Cada palabra que pronuncian es un
pecado en su boca; ¡queden atrapados en su orgullo, por las blasfemias y
mentiras que profieren!
14 Extermínalos con tu furor,
extermínalos y que no existan más: así se sabrá que Dios gobierna en Israel y
hasta los confines de la tierra.
15 Vuelven al atardecer, aullando como
perros, y recorren la ciudad:
16 vagan en busca de comida; mientras
no se sacian, siguen ladrando.
17 Pero yo cantaré tu poder, y
celebraré tu amor de madrugada, porque tú has sido mi fortaleza y mi refugio en
el peligro.
18 ¡Yo te cantaré, fuerza mía, porque
tú eres mi baluarte, Dios de misericordia!
Salmo 77
02 Invocaré a Dios con toda mi voz,
gritaré a Dios, y él me escuchará.
03 Busco al Señor en el momento de mi
angustia; de noche, tiendo mi mano sin descanso, y mi alma rechaza todo
consuelo.
04 Yo me acuerdo de Dios, y me lamento;
medito, y mi espíritu desfallece:
05 tú no me dejas conciliar el sueño,
estoy turbado, y no puedo hablar.
06 Pienso en los tiempos antiguos, me acuerdo
de los días pasados;
07 reflexiono de noche en mi interior,
medito, y mi espíritu se pregunta:
08 ¿Puede el Señor rechazar para
siempre? ¿Ya no volverá a mostrarse favorable?
09 ¿Se habrá agotado para siempre su
amor, y habrá caducado eternamente su promesa?
10 ¿Se habrá olvidado Dios de su
clemencia o, en su enojo, habrá contenido su compasión?
11 Entonces dije ?¡y este es mi
dolor!?: «¡Cómo ha cambiado la derecha del Altísimo!».
12 Yo recuerdo las proezas del Señor,
sí, recuerdo sus prodigios de otro tiempo;
13 evoco todas sus acciones, medito en
todas sus hazañas.
14 Oh Dios, tus caminos son santos.
¿Hay otro dios grande como nuestro Dios?
15 Tú eres el Dios que hace maravillas,
y revelaste tu poder entre las naciones.
16 Con tu brazo redimiste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
17 Cuando te vieron las aguas, oh Dios,
cuando te vieron las aguas, temblaron, ¡se agitaron hasta los abismos del mar!
18 Las nubes derramaron aguaceros,
retumbaron los densos nubarrones y zigzaguearon tus rayos.
19 El trueno resonó en la bóveda del
cielo, tus relámpagos iluminaron el mundo, tembló y se tambaleó la tierra.
20 Te abriste un camino entre las
aguas, un sendero entre las aguas caudalosas, y no quedó ningún rastro de tus
huellas.
21 Tú guiaste a tu pueblo como a un
rebaño, por medio de Moisés y de Aarón.
Salmo 90
01 Oración de Moisés, hombre de Dios.
Señor, tú has sido nuestro refugio a lo largo de las generaciones.
02 Antes que fueran engendradas las
montañas, antes que nacieran la tierra y el mundo, desde siempre y para
siempre, tú eres Dios.
03 Tú haces que los hombres vuelvan al
polvo, con sólo decirles: «Vuelvan, seres humanos».
04 Porque mil años son ante tus ojos
como el día de ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche.
05 Tú los arrebatas, y son como un
sueño, como la hierba que brota de mañana:
06 por la mañana brota y florece, y por
la tarde se seca y se marchita.
07 ¡Estamos consumidos por tu ira y
consternados por tu indignación!
08 Pusiste nuestras culpas delante de
tus ojos, y nuestros secretos a la luz de tu mirada.
09 Nuestros días transcurren bajo el
peso de tu enojo, y nuestros años se acaban como un suspiro.
10 Nuestra vida dura apenas setenta
años, y ochenta, si tenemos más vigor: en su mayor parte son fatiga y miseria,
porque pasan pronto, y nosotros nos vamos.
11 ¿Quién puede conocer la violencia de
tu enojo y ver el fondo de tu indignación?
12 Enséñanos a calcular nuestros años,
para que nuestro corazón alcance la sabiduría.
13 ¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo...?
Ten compasión de tus servidores.
14 Sácianos en seguida con tu amor, y
cantaremos felices toda nuestra vida.
15 Alégranos por los días en que nos
afligiste, por los años en que soportamos la desgracia.
16 Que tu obra se manifieste a tus
servidores, y que tu esplendor esté sobre tus hijos.
17 Que descienda hasta nosotros la
bondad del Señor; que el Señor, nuestro Dios, haga prosperar la obra de
nuestras manos.
Salmo 105
01 ¡Den gracias al Señor, invoquen su
Nombre, hagan conocer entre los pueblos sus proezas;
02 canten al Señor con instrumentos
musicales, pregonen todas sus maravillas!
03 ¡Gloríense en su santo Nombre,
alégrense los que buscan al Señor!
04 ¡Recurran al Señor y a su poder,
busquen constantemente su rostro;
05 recuerden las maravillas que él
obró, sus portentos y los juicios de su boca!
06 Descendientes de Abraham, su
servidor, hijos de Jacob, su elegido:
07 el Señor es nuestro Dios, en toda la
tierra rigen sus decretos.
08 El se acuerda eternamente de su
alianza, de la palabra que dio por mil generaciones,
09 del pacto que selló con Abraham, del
juramento que hizo a Isaac:
10 él lo confirmó como norma para
Jacob, como alianza eterna para Israel
11 cuando dijo: «Yo te daré la tierra
de Canaán, como porción hereditaria de todos ustedes».
12 Cuando formaban un grupo muy pequeño
y eran extranjeros en aquellas regiones;
13 cuando iban de nación en nación y
pasaban de un reino a otro pueblo,
14 no toleró que nadie los oprimiera, y
castigó a reyes, por amor a ellos:
15 «No toquen a mis ungidos ni
maltraten a mis profetas».
16 El provocó una gran sequía en el
país y agotó las provisiones,
17 Pero antes envió a un hombre, a
José, que fue vendido como esclavo:
18 le ataron los pies con grillos y el
hierro oprimió su garganta,
19 hasta que se cumplió lo que él
predijo, y la palabra del Señor lo acreditó.
20 el rey ordenó que lo soltaran, el
soberano de pueblos lo puso en libertad;
21 lo nombró señor de su palacio y
administrador de todos sus bienes,
22 con pleno poder para instruir a los
príncipes y enseñar sabiduría a los ancianos.
23 Entonces Israel entró en Egipto,
Jacob residió en la tierra de Cam,
24 El Señor hizo a su pueblo muy
fecundo, más fuerte que sus mismos opresores;
25 cambió el corazón de los egipcios,
para que sintieran odio por su pueblo y trataran con perfidia a sus servidores.
26 Luego envió a Moisés, su servidor, y
a Aarón, que era su elegido;
27 por su intermedio realizó prodigios,
hizo portentos en la tierra de Cam:
28 atrajo las tinieblas, y hubo
oscuridad, pero ellos rechazaron sus palabras.
29 Transformó sus aguas en sangre e
hizo morir a sus peces;
30 el país quedó cubierto de ranas,
hasta en los aposentos del rey;
31 dio una orden y vinieron los
insectos, los mosquitos invadieron el país.
32 Les mandó granizo en vez de lluvia,
y cayeron llamaradas en su tierra;
33 abatió sus higueras y viñedos, y
destrozó los árboles en sus campos;
34 dio una orden, y vinieron langostas
y pulgones en número incontable
35 que comieron toda la hierba del
campo y devoraron los frutos de la tierra.
36 Hirió de muerte a los primogénitos
del aquel país, a las primicias de todo ser viviente;
37 sacó a su pueblo cargado de oro y
plata, y nadie desfalleció entre sus tribus:
38 los egipcios se alegraron de su
partida, porque los había dominado el terror.
39 Tendió una nube para que los
cubriera, y envió un fuego para alumbrarlos de noche;
40 pidieron de comer y les mandó
codornices, los sació con pan del cielo;
41 abrió la roca, brotaron las aguas y
corrieron como un río por el desierto.
42 El se acordó de la palabra sagrada,
que había dado a Abraham, su servidor,
43 e hizo salir a su pueblo con
alegría, a sus elegidos, entre cantos de triunfo;
44 les dio las tierras de los paganos,
y ellos heredaron las riquezas de los pueblos,
45 a fin de observar sus mandamientos y
cumplir fielmente sus leyes. ¡Aleluya!
Salmo 137
01 Junto a los ríos de Babilonia, nos
sentábamos a llorar, acordándonos de Sión,
02 En los sauces de las orillas
teníamos colgadas nuestras cítaras.
03 Allí nuestros carceleros nos pedían
cantos, y nuestros opresores, alegría: «¡Canten para nosotros un canto de
Sión!».
04 ¿Cómo podíamos cantar un canto del
Señor en tierra extranjera?
05 Si me olvidara de ti, Jerusalén, que
se paralice mi mano derecha;
06 que la lengua se me pegue al paladar
si no me acordara de ti, si no pusiera a Jerusalén por encima de todas mis
alegrías.
07 Recuerda, Señor, contra los
edomitas, el día de Jerusalén, cuando ellos decían: «¡Arrásenla! ¡Arrasen hasta
sus cimientos!».
08 ¡Ciudad de Babilonia, la
devastadora, feliz el que te devuelva el mal que nos hiciste!
09 ¡Feliz el que tome a tus hijos y los
estrelle contra las rocas!
Salmo 150
01 ¡Aleluya! Alaben a Dios en su
Santuario, alábenlo en su poderoso firmamento;
02 alábenlo por su inmensa grandeza.
03 Alábenlo con toques de trompeta,
alábenlo con el arpa y la cítara;
04 alábenlo con tambores y danzas,
alábenlo con laudes y flautas.
05 Alábenlo con platillos sonoros,
alábenlo con platillos vibrantes,
06 ¡Que todos los seres vivientes
alaben al Señor! ¡Aleluya!
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